LO QUE OCULTAN LOS POLITICOS DE LAS PENSIONES


     Los gobiernos siempre tuvieron la astucia de crear un presupuesto separado para el sistema de Seguridad Social, con sus respectivos impuestos, creando la ilusión de que la Seguridad Social no forma parte del Estado. Como ya sabemos, en los sistemas de reparto no hay ningún ahorro, pues las contribuciones de los trabajadores de hoy sirven para pagar a los jubilados de hoy, pero en sus inicios este modelo generaba un gran superávit, ya que había millones de personas contribuyendo y sólo decenas de miles cobrando.
¿Qué hacer entonces con todo ese dinero "extra"?, ¿lo guardamos en una hucha?. De eso nada, es demasiado tentador como para no gastarlo también hoy. La solución es simple, la Seguridad Social lo "invierte" en deuda pública, compra bonos que emite el Estado, y el Estado recibe el dinero y se lo gasta ese mismo año. Al final, el dinero vuelve a las mismas manos y el Estado se debe ese dinero a sí mismo. Probad con vuestro bolsillo derecho y vuestro bolsillo izquierdo.
Contablemente parece que hay una hucha, pero económicamente es absurdo, todo ese dinero ya se ha gastado, la hucha es un artificio contable. Si en algún momento algo impide comprar deuda del propio país, como pasó durante unos años en España cuando nos bajaron el rating de calidad crediticia, al poco tiempo se cambia la ley para que se pueda seguir comprando deuda española.
Probad con vuestro bolsillo derecho y vuestro bolsillo izquierdo Todo el discurso en torno a la supuesta hucha alimentaba la idea de que las pensiones funcionan como una especie de seguro, existiendo una relación entre lo que se aporta y lo que se recibirá, lo que hace que la gente se indigne al percibir una pensión mediocre "después de todo lo que ha cotizado". Pero esto es un gran engaño, nuestra pensión futura será la que los políticos de nuestros hijos y nietos decidan que sea en el futuro, en función de lo que haya entonces para repartir.
     

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